Las justificaciones de la "bondad cristiana" vienen a ser la pista racional más asequible y simplona para aquél que ande perdido. Una filosofía tangible minimizada para llegar a las masas.
Si existió Jesucristo más allá de los mitos basados en ciclos y fundadores de lo social, se sabe que fue un visionario comunista, profeta del amor hacia uno mismo y los demás. Pongamos que pudo ser un hombre emocionalmente estable con las cosas claras, con un principio noble por el que luchar y por ende, en el caso del amigo Jesús, con las manos extendidas hacia el resto de individuos - neuróticos, hambrientos y confundidos por las circunstancias políticas y bélicas. Perdidos.
No se me ocurre nada más difícil que amarse plenamente a sí mismo; es más fácil amar a los demás primero. Y dar, siempre dar, para retrasar el momento de mirar hacia dentro.
Según muchos filósofos, toca quererse (para algunos, a través de "Dios" como puente hacia uno mismo), y luego querer.
En ese proceso estaría el camino hacia una existencia más o menos coherente, o con argumentos para encontrarle sentido por momentos.
Habrá que amarse.
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