miércoles, 16 de abril de 2008

Intermitentes

Madrid llora mis pérdidas sobre sus tejados más bajos. El flamenco suena a grito agónico de vida y quise cruzar el río por un instante - por volver a los días gastados de lo que fue mi Lavapiés.
El mármol asfixiado de tus baldosas me acoge: mirada apagada con trastienda de ideas, esposa de un presente mediocre hundido entre dos tierras. Humus sangriento (Father? Yes, son? I want to kill you), me salva la ciudad porque me salvo yo en Madrid.

El capricho partía de tu egoísmo: incapaz de estar solo, enmascarabas tu necesidad con conceptos más altivos. Eso pensé ayer - mañana no sé.

Un gato ronronea en el golfo y la catástrofe te eclipsa.

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